Todos los cambios implican ganar, aunque también impliquen perder. Es inevitable, y quien diga que no se engaña... cuando tomamos decisiones estamos eligiendo, seleccionando, decidiendo... DECIDIMOS - cosas que vienen y cosas que dejamos... Elegimos los amigos, elegimos comprar o no una camiseta, elegimos cenar esta noche ensalada o pasta, elegimos salir de copas o quedarnos en casa viendo una peli, elegimos perdonar o no, elegimos cambiar de trabajo, elegimos independizarnos... y por lo tanto decidimos comenzar una nueva vida.
Como todos los cambios importantes, puede darnos vértigo inicialmente. ¡guau! ¡que cambio! quizá uno de los cambios más importantes que puede experimentar una persona (con 25 años de experiencia, por supuesto habrá cambios más importantes cuando se trate de padres, madres, abuelos, abuelas...).
¿en qué momento te planteas por primera vez la simple posibilidad de este cambio? uffff... cada caso es distinto; la verdad es que no lo recuerdo con precisión... en todo caso ahora, tiempo más tarde, me doy cuenta de que aquella idea, aquel comentario fue el principio de un gran cambio. Posiblemente al principio se comente, te plantees la remota posibilidad... supongo que no crees que pueda llegar a ser cierto. Pero a medida que avanzan los días, las semanas y los meses tiene que ocurrir algo que te haga decidir y... "¡CLICK!" Lo planteas como algo más firme. Por ejemplo... la compra de inmueble sólo desgrabará para inmuebles comprados hasta el 31 de diciembre de 2010. ¡hay que espabilar! Una excusa como otra cualquiera para ponerse las pilas...
Pero esa no es la cuestión. La cuestión es que decides que ese motivo, cualquier motivo, cualquier excusa... es válida para DECIDIR comenzar con la aventura. Como cuando encuentras un pantalón precioso rebajado al 70%; el pantalón que siempre has estado buscando... pero el único que queda te va un poco pequeño! ya está, excusa para ponerse a dieta... o como cuando nieva en barcelona y llamas a todos tus amigos para bajar a jugar a la calle... hay mil días para vernos, pero esta es la excusa para bajar a la calle en vez de quedarte en casa estudiando para el examen de historia del día siguiente (sí, si alguien se da por aludido es cierto, va por vosotros colegas del banco :p).
Total, que la idea va tomando forma y tú sigues con tu decisión adelante pero es como que... en realidad no visualizas el momento en el que sea verdad; no crees que algún día pueda llegar a ocurrir... y ocurre. Por fin, después de tantas vueltas y de tanto buscar, llega el día en el que tu DECISIÓN trae consecuencias. En el caso de independizarse, una importante consecuencia es una hipoteca a 40 años o un contrato de alquiler a 5 años con meses de fianza y avales.
Pero todo eso queda en un segundo plano, porque... ¡Estas en tu casa! ¡Estás en tu mundo! Es como tener tu propia habitación, pero extrapolada a comedor, cocina, habitación(es) y baño.
Y, realmente, empiezas una nueva vida, porque todo es diferente... y tienes la sensación de que pierdes padres y hermanos (que no los pierdes sino que los echas de menos) y crees que pierdes a tu farmacéutico de toda la vida, la panadería de donde te gustan tanto los crusans, tu médico de cabecera, la rutina de tu familia, cenar a las 9 sí o sí, bajar las persianas antes de la cena, tener una mami que te prepare la cena, tener un papi que te arregle el ordenador... ¡mil y una cosas! pero has tomado esa decisión voluntariamente, de manera que las cosas positivas hacen que echar de menos todo lo demás no sea tanto.
Tienes un piso por descubrir, unos vecinos por conocer, un barrio por estudiar, nuevas panaderías, un nuevo médico de cabecera, estudiar los rincones secretos para aparcar el coche un domingo a las 8 de la tarde, combinaciones de metro para ir al trabajo... ¡toda una vida por vivir!
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