jueves, 25 de noviembre de 2010

Un complicado triángulo amoroso

Afortunadamente, hace ya algún tiempo encontré a lo que muchas personas denominarían "mi media naranja".
Como en todas las relaciones, al principio te contentas con verte puntualmente pero "sin agobios"; después pasas a llamarte por teléfono dos veces por semana, luego decides ir a pasar un fin de semana fuera y sin darte cuenta resulta que tienes su número de teléfono configurado como "mi favorito" y decides dedicarle todo el mes de agosto, únicos 30 días seguidos al año en los que no es la cara del "tontoelculodelcompañero" la que ves día tras día.
Las relaciones evolucionan, crecen, cambian, maduran... hasta que llega un punto en el que necesitan más, y en este caso necesitábamos la participación de un tercero. En nuestra situación, después de visitar varias agencias, contactos particulares y muchos y muy variados casos por lo menos extraños y a los que no se muy bien cómo denominar, encontramos el tercer ángulo del ansiado triángulo (yo - mi media naranja - el tercero).
Las relaciones con éste tercero fueron maravillosas pero superficiales a primera vista, relajadas en la segunda cita y algo más tensas a partir del tercer encuentro, como ocurre en cualquier relación de pareja (¿de triángulo en este caso?) por lo que decidimos que queríamos casarnos con él (le llemaremos El Tercero).
Evidentemente, para la boda necesitamos quién la oficie, porque uno no puede casarse simplemente porque se quiera sino que necesitas de un tercero (¿en este caso sería un cuarto?) que gestione el trámite.
Como tanto mi media naranja como yo estábamos totalmente enamorados de El Tercero cuidamos totalmente los detalles para con El Cuarto ya que queríamos causarle buena impresión y asegurarnos de que oficiarían la boda. Pero por lo visto en estos matrimonios no sólo ofician la boda sino que te controlan durante mucho mucho tiempo y te recuerdan que si te has casado es gracias a ellos (los Cuartos) y evidentemente quieren una compensación por "el favor que te han hecho".
Viendo el panorama y que los Cuartos te chantajean siempre que pueden, resulta que las formalidades acostumbran a desaparecer por ambas partes en cuanto la boda tiene lugar: unos intentan sacarle a los novios todo lo que tienen, y los novios intentan conseguir de El Cuarto todo lo posible, con indudables beneficios siempre para El Cuarto.
Si es que en todas las relaciones (y no me limito a relaciones de pareja) pasa igual... al principio todo es maravilloso; todas las partes muestran su mejor sonrisa y los unos no saben ver los defectos del otro... no importan las diferencias, todo es posible si uno quiere... y a medida que pasa el tiempo te das cuenta de que muchas de las grandes maravillas iniciales camuflan algo que esconder... ¡¡¡menos mal que mi media naranja siempre será igual de maravilloso!!! aunque desafortunadamente cada vez más nos damos cuenta de que nos hemos casado con un capullo... que es igual que todos los demás !!! (tono de indignación)

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